El tiempo pasa y el mundo se transforma a un ritmo cada vez más acelerado. Día a día, se modifican nuestras formas de habitar, comunicar, interactuar, producir, comprar y vender.
La velocidad del cambio la nueva normalidad en un mundo cada vez más volátil, complejo,
lleno de incertidumbres y, no pocas veces, ambiguo.
La publicidad, como inmediato reflejo cultural y económico de la sociedad, inexorablemente se ve impactada por esto. Los consumidores se muestran más y más exigentes y desafían, en forma y contenido, la comunicación de las marcas, que necesitan más que nunca construir reputaciones a partir de valores y compromisos. Una relación leal, coherente y próxima del público, que se alcanza tanto a través de los medios de masa tradicionales (por ejemplo, radio, televisión y medios impresos) como a través de medios digitales (porejemplo, sitios de búsqueda, redes sociales, market-places, y etc.).
Brasil siempre ha sido un referente del mercado publicitario mundial. Un prestigio merecido
que, sin embargo, no es garantía de éxito en un ambiente tan diverso y desafiante. En lo relativo a las formas de relación entre los más variados actores y eslabones del ecosistema publicitario, hay un consenso general de que evolucionar es posible y necesario.
A lo largo de las últimas dos décadas, vehículos, agencias y anunciantes se organizaron en el sector por medio de una autorregulación que, aunque virtuosa de origen, hoy demanda una segunda discusión urgente. Menos, a veces, es más. Con equilibrio y transparencia, merece que sea recalibrada para reflejar con armonía las demandas del sector y del mundo actual, que se ven impactados por agentes económicos maduros y más que capaces de exponer y debatir sus respectivos puntos de vista e intereses,
con mucha libertad y profesionalismo.
12 de julho de 20233min